La prostitución en el País Vasco, un factor claro en el aumento de la violencia callejera

 

La prostitución en el País Vasco ha dejado de ser un fenómeno invisible para convertirse en un problema social que esta poniendo en peligro la seguridad pública en las principales ciudades de nuestro pais. Diversos estudios han evidenciado su relación con el aumento de la violencia urbana. 

El Espanto: un retrato para denunciar la violencia contra la mujer. María Del Roxo

 

San Sebastián, 6 de marzo de 2025. “Hablamos de situaciones de violencia y explotación muy severas” añade el trabajador social Mikel Unsain Elizalde, que ve la prostitución como resultado de la exclusión social y el patriarcado, señalando que el 90% de las mujeres en esta situación están controladas por redes criminales. A su vez, destaca los riesgos físicos y psicológicos, el estigma social y la falta de recursos para salir de la prostitución.

La prostitución en el País Vasco ha pasado de ser un fenómeno marginal a convertirse en un grave problema de seguridad pública y violencia urbana. Informes del Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde, 2019) y del Ararteko (2018) demuestran que la concentración de redes de prostitución en determinadas áreas de nuestro país genera un entorno que da lugar al crimen organizado, el tráfico de drogas y la explotación de mujeres en condiciones de alta vulnerabilidad.

El Macroestudio sobre trata, explotación sexual y prostitución de mujeres (Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, 2024) también ha destacado que la presencia de la prostitución en los espacios urbanos aumenta la percepción de inseguridad y la incidencia de delitos violentos entre los ciudadanos.

Sonia Vera y Eli Paduraru, afirman que la prostitución es mayormente una consecuencia de la falta de oportunidades económicas, afectando especialmente a mujeres migrantes, en situación económica y social irregular. La reinserción social es difícil debido al estigma, la dificultad para justificar su experiencia laboral y la falta de apoyo institucional que hay hoy en día. La legislación española, a su vez, no protege adecuadamente a estas mujeres, dejándolas en esta mencionada situación de vulnerabilidad.

El impacto de la prostitución en la violencia de género es también innegable. Según Emakunde (2019), los espacios donde se comercian los cuerpos femeninos suelen reproducir esquemas de dominación masculina que desembocan en agresiones reiteradas. Esto se ve reflejado en el aumento de denuncias por agresiones sexuales y maltrato en el entorno de la prostitución, donde las mujeres en situación de explotación carecen de mecanismos de protección y justicia.

Iñigo Gran, enfocado en menores de edad, resalta que muchas mujeres son víctimas de trata y que su reinserción es compleja debido al estigma que también afecta a sus hijos. Lucha por endurecer las penas contra los proxenetas y sus clientes para lograr reducir la demanda de prostitución.

Ante este panorama, el Gobierno Vasco se enfrenta al reto de implementar políticas efectivas que no solo protejan a las mujeres en situación de prostitución, sino que también hagan frente a los efectos devastadores que esta práctica tiene sobre la seguridad y la convivencia en los espacios públicos.

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